Saliendo de la ducha, estábamos al vapor y acercándonos íntimamente nos pusimos bajo una cubierta. Nuestra carne está envuelta alrededor del otro en pasión; compartimos nuestro aire y nos entregamos a nuestros bajos instintos. La química que compartimos creó una gran pasión en el encuentro íntimo seguido de una gran satisfacción sexual.