Los jóvenes roban cosas y terminan frente a una cámara y ni siquiera ocultan sus caras. La crueldad los hace arrodillarse, vendiéndose a sí mismos y a sus bocas por favores sexuales a cambio de libertad. Los chicos se quedan indefensos y están hechos para darse cuenta dolorosamente de su situación en el momento en que son arreglados por la cámara oculta.